jueves, 22 de julio de 2010

Y mientras viajaba en el colectivo me imaginaba a mis ojos, como una cámara de video y me dieron ganas de tener una. Entonce enfocaba y desenfocaba las cosas, pensando en lo interesante que sería un video así, analógicamente comparado con alguna película europea, esas que hay que tener ganas de bancarselás.
Llegué a retiro. No se por qué pero el colectivo no estacionó donde lo hace siempre, me dejó lejos del subte, y con un espacio por recorrer que me llenó de recuerdos. Nunca había pasado en este año entero, año de razonamientos infinitos, de volver al punto de partida, o mejor dicho, de querer volver, pero cambiada. Lo busqué a él. Pasé por las paradas de los colectivos que nos tomamos en otras épocas. Lo busqué ansiosa, pero a la vez, queriendo no encontrarlo. No pensé qué hubiera hecho de haberlo visto, hubiese sido una desición instantánea. Lo más probable, y eficaz a la vez, hubiera sido dejar a mi corazón palpitar y seguir caminando, tal vez mas lento esperando que me siga, que lo haga y que me pida la respuesta. No pensé que quería verlo, miré a toda esa gente, todos esos rostros vacíos que en otras circunstancias tendrían otras vidas, deseando no encontrarme con Martín. No pensé que ahora tomaría los mismos colectivos, pero con otra gente, no pensé nisiquiera en cuál era nuestro colectivo, no supe de números, ni de destinos, solo supe de ese espacio intermitente que alguna vez fue algo, y que ahora estaba deshecho, pisoteado, mutilado por el tiempo.

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